Un elemento clave del éxito de una acción formativa dirigida a los alumnos de un Certificado de Profesionalidad es conseguir incrementar la motivación de los mismos. La motivación cabe ser definida como la determinación o voluntad que empuja a un individuo a realizar determinadas acciones o comportamientos para conseguir un concreto objetivo. En otras palabras, esta interviene de forma fundamental en la adopción de conductas hacia un determinado fin. En función de la importancia que tenga para el individuo el objetivo que quiere lograr o las consecuencias positivas de este, la motivación será más o menos elevada. En función de las diversas teorías existentes cabe hacer referencia a variados tipos de motivaciones. De esta forma, desde la perspectiva del origen de los beneficios, cabe diferenciar entre:
• Motivaciones intrínsecas: que se refieren a aquellas motivaciones que derivan de una consecuencia interna. De otra forma, la misma se refiere a la determinación que tiene su origen en un deseo propio. Cabe citar el aprendizaje de una determinada materia o lograr una situación de bienestar personal. • Motivaciones extrínsecas: que parten de la determinación que tiene su nacimiento por unas consecuencias externas. De ese modo, las consecuencias que tienen lugar en el entorno son las que producen la determinación por realizar la actividad de que se trate. Conseguir un aumento de sueldo o incrementar el prestigio entre las personas que nos rodean son ejemplos a señalar.
Ejemplo: En muchas ocasiones se encuentran presentes ambos tipos de motivaciones. Así, un trabajador puede sentirse motivado de forma interna para aprender un nuevo idioma como un reto personal, pero, a la vez, también se encuentra motivación extrínseca en las posibilidades de ascenso laboral que pueden derivarse de dominar el idioma.
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